Una niña soñó con este momento: con llevar en el alma a su pueblo y en la frente el honor de una corona. Hoy, ese sueño se ha hecho realidad, y con humildad vengo a agradecerlo. En primer lugar, agradezco profundamente a mi familia, pilar fundamental en este camino, por su amor, su fe en mí y su constante apoyo. Mi reconocimiento sincero a mi equipo técnico Yalmotx, por su compromiso, por no soltar mi mano y por compartir cada paso de este proceso. Este logro también les pertenece.
Gracias al señor alcalde de Santa Cruz Barillas y su honorable corporación por su respaldo, y al señor alcalde de Huehuetenango junto a su equipo, por su aprecio y por hacerme sentir bienvenida y valorada durante mi estadía. Agradezco a los jóvenes que me han acompañado, a mi pueblo barillense por su entusiasmo, y a la porra, cuya energía me animó en cada presentación. Reconozco con gratitud el trabajo de la Comisión de Princesa Chinab’jul, por su respeto, atención y calidez a lo largo de esta experiencia.
Aprovecho este momento para disculparme si no logré responder todos los mensajes; valoro sinceramente cada palabra, cada gesto y cada muestra de cariño que me brindaron. Mi agradecimiento también a nuestros guías espirituales, por sus bendiciones y por fortalecer nuestro caminar con sabiduría ancestral. Una vez más, la corona regresa al área norte de Huehuetenango, símbolo del orgullo, la identidad y la esperanza de un pueblo que no deja de soñar.
Y en lo más profundo de mi corazón, dedico este logro a mis abuelos, que desde el cielo me acompañan y sé que se sienten orgullosos de mí. Hoy, con humildad, compromiso y amor por mis raíces, llevo por cuarta vez esta corona a mi querido municipio, como reflejo de nuestra cultura, esfuerzo y unidad. ¡Muchas gracias y que viva Santa Cruz Barillas.
